UNA PEQUEÑA APORTACIÓN DESDE MI HUMILDE EXPERIENCIA, SOBRE COMO SE PUEDEN INTENTAR SOLUCIONAR LOS PEQUEÑOS PROBLEMAS DIARIOS QUE SE PRODUCEN EN LAS ESCUELAS.
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jueves, 12 de marzo de 2015

¿LA SOCIEDAD VALORA SUS ESCUELAS?

Es un tema que es recurrente en cuanto llegan los periodos vacacionales, en cualquier fila de un mercado se pone en cuestión la buena vida del magisterio español. No voy a entrar en la justicia o en la injusticia de estos comentarios, pero sí que lo voy a hacer en la valoración que tiene la sociedad española de sus docentes, y por ende de sus escuelas, es más, de todos los servicios públicos.
Quizá el que la educación y la sanidad sean gratuitas en nuestro país, lleva a considerarlas como algo natural, como algo que tenemos y que podemos desaprovechar, puesto que no nos cuestan nada. Nada más lejos de la realidad, las pagamos, y son muy costosas, nuestros impuestos son exigentes y con ellos financiamos estos servicios.
Me gusta llevar a los niños/as a una visita a la delegación de Hacienda todos los años. Allí les explican como se financian todos los servicios que tienen la suerte de disfrutar, y que cada una de sus plazas escolares representa cerca de cuatro mil euros anuales a los contribuyentes. Luego en clase de Educación para la Ciudadanía reflexionamos sobre quienes son los contribuyentes, que no son seres extraños e impersonales, sino sus padres, sus conocidos o yo mismo. La reflexión siguiente es que si no aprovechan la oportunidad que se les brinda, están tirando el dinero de esas mismas personas, y que sin duda, tienen una responsabilidad hacia los que les financian esa oportunidad.
Me parece que es importante que nosotros también pensemos en ello, no damos valor a las cosas que tenemos hasta que las perdemos, y tal y como están las cosas, no podemos dar por conseguido para siempre absolutamente nada.
Hace unos años fui de vacaciones a Paraguay, y tuve la suerte de sumergirme en la sociedad paraguaya, no como turista, sino como amigo e invitado, por ello pude ver la realidad muy de cerca, desde su punto de vista. Visitamos alguna que otra escuela, vimos la realidad de sus día a día, el esfuerzo que debían hacer los niños/as para ir al colegio, el sacrificio de los maestros/as con duras jornadas para poder sacar un  sueldo decente y un montón de sacrificios por parte de las familias para poder mandar a sus hijos a la escuela. Resumiendo la realidad de una educación sin casi financiación pública.
Pero lo que más me impactó, fue la cara de felicidad de los niños/as cuando les regalabas un simple lapicero o bolígrafo, algo que aquí despreciamos si tiene algún tipo de publicidad, o que exigimos sin dar nada a cambio, o sea, que lo reclamamos como un derecho, pero no nos comprometemos a ningún compromiso sobre su buen uso.
Y este es el punto más importante de la cuestión, la educación gratuita y universal de calidad es un derecho que no podemos dejar de reclamar y de exigir, es nuestro, y lo hemos ganado. Pero la administración que es quien gestiona este servicio, debe exigirnos aprovechamiento y esfuerzo. Las cosas no siempre se pagan con dinero, es más importante aprender a sacar el máximo provecho de todo, puesto que luego es nuestro deber devolvérselo a la sociedad que nos lo ha facilitado.

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